Ser o no Ser: LUCHA, VENCE LA PARED AZUL., VOTA PSC

Contemplaba la gigantesca pared azul. Permanecía sentado y percibía como de forma lenta pero inexorable avanzaba hacia él. No sabía que le retenía sentado, que le hacía contemplar aquella lisa e imponente pared, de color aparentemente inofensivo y tamaño descomunal. Recia y aún desconociendo de que estaba formada podía imaginarse el grueso insano Tocho. Con gran esfuerzo, logró que sus pupilas miraran a los lados. Su cuello estaba rígido pero logró atisbar a más gente como él, sentados e inmóviles contemplando aquella colosal pared que se les venía encima. El sol se ocultó tras la mole azul dejando a sus presas ante una fría y tenebrosa sombra.

Una voz se había colado en el interior de su cabeza. Era una voz extraña y dulzona, que lo incitaba a permanecer quieto, a no moverse, que estaría a salvo, que ella, se cuidaría de todo, que contemplara su plácido color azul y se dejase llevar. Pensó en los cantos de las sirenas.

No sabía de dónde salía esa voz, peleó, decidido, con sus labios que parecían sellados hasta lograr hablar con gran esfuerzo.

¿ De qué estas hecha?

¿De qué me tienes que proteger?

¿Por qué avanzas hacia mí y que te hace moverte?

Pero no había respuesta; en su cabeza seguía la misma voz melosa que insistía en que permaneciera quieto, que todo iba a ir bien, que ella lo protegería…

No podía comprender que hacían los demás. ¿Por qué nadie le ayudaba?.

La pared se acercaba más y más. Ahora esa sombra era gélida y podía notar el frío que se apoderaba de él y la pujante desgana que lo hacía presa de esa silla y le pesaba como una losa.

No podía permanecer parado; no podía estarse quieto y sentía sus piernas adormecidas mientras su mente intentaba obligarlas a moverlas. En su interior gritaba desesperado, para que su cuerpo le respondiera, mientras esa pared avanzaba.

Notó como una de sus piernas empezaba a moverse, los brazos pesados se empezaron a mover con lentitud, pero se movían. Y al fin logró alzarse tambaleándose aun por esa magia que lo retenía en la silla, la misma magia que movía esa pared hacia él.

Ahora podía ver a cientos de personas frente a esa pared mirando inmóviles como avanzaba hacia ellos, sin que pudieran pensar o reaccionar. O quizás como él, en sus interiores algo se había despertado y gritaba llamando a sus cuerpos a actuar.

Empezó a caminar y al poco rato a correr pasando ante centenares de personas presa de esa magia. Ahora la voz de la pared era más débil… ¡la estaba venciendo!. Pero quería respuestas a las preguntas que se agolparon en su mente. Esas que le hicieron levantarse.

Por fin llegó a un extremo. Esa regia pared azul, ahora podía ver que estaba hecha. Era solo fachada cartón piedra. Y su magia, el miedo, y su magia, que podía haber hecho que se le nublara el juicio, que no pudiera moverse, que esa gigantesca pared de humo se apoderara de él.

El miedo se dijo a sí mismo. Es el miedo y la falsa promesa de la pared que todo lo arreglara. Es el miedo y esa falsa promesa de seguridad la que hacía que no me pudiera mover. Y ese mensaje: no pienses yo pensare por ti, yo haré que todo te vaya bien.

¿Pero que era esa pared?... Cartón piedra, humo, luces…

Y todo lo vio claro. En un instante supo como salvar al resto de personas embriagados por esa magia que no era más que miedo y falsas promesas, ese vacío que pretendía que no pensara.

Sabía que la única forma de derrotar esa pared, ERA VOTAR.